Capricornio

22 de Diciembre - 20 de Enero


Trabajo de Hércules - El Mito

Matando a Cerbero, guardián de Hades 

 Del libro de A. A. Bailey, “Los trabajos de Hércules”

"La luz de la vida debe ahora resplandecer dentro de un mundo de oscuridad”

"Mil peligros has desafiado, ¡Oh, Hércules!", dijo el Maestro, "y mucho se la logrado. La sabiduría y la fuerza son tuyas. ¿Harás uso de ellas para rescatar al que está en agonía, una víctima de enorme y persistente sufrimiento?”

El Maestro tocó suavemente la frente a Hércules. Ante el ojo interno de éste surgió una visión. Un hombre yacía postrado sobre una roca, y gemía como si su corazón se rompiera. Sus manos y piernas estaban encadenadas; las pesadas cadenas que le ataban, amarradas a anillos de hierro. Un buitre, feroz y temerario, permanecía picoteando el hígado de la postrada víctima; por consiguiente, un escurridizo chorro de sangre manaba de su costado. El hombre alzaba sus manos esposadas y gritaba pidiendo ayuda; pero sus palabras retumbaban vanamente en la desolación y eran tragadas por el viento. La visión desapareció. Hércules permanecía, como antes, al lado de su guía.

"El encadenado que has visto se llama Prometeo” dijo el Maestro. “Por años ha sufrido así y sin embargo no puede morir, pues es inmortal. Él robó el fuego del cielo; por esto ha sido castigado. El lugar de su morada es conocido como Infierno, el dominio de Hades. Se te pide, ¡Oh Hércules! ser el salvador de Prometeo. Baja a las profundidades y allí en los planos exteriores libéralo de su sufrimiento".

Hacia abajo, siempre hacia abajo, viajó dentro de los apretados mundos de la forma. La atmósfera se hacía sofocante, la oscuridad constantemente más intensa, y sin embargo su voluntad era firme. El empinado descenso continuó durante mucho tiempo. Solo, pero no completamente a solas, erró allí, pues cuando buscó dentro, oyó la voz plateada de la diosa de la sabiduría, Atenea, y las palabras fortalecedoras de Hermes. Finalmente llegó a ese oscuro, envenenado río llamado Estigia, un río que deben cruzar las almas de los muertos. Un óbolo o centavo tenía que pagarse a Caronte, el barquero, para que pudiera conducirlas a la otra orilla. El sombrío visitante de la tierra asustó a Caronte, quien olvidando su paga, condujo al extranjero al otro lado.

Hércules había entrado por fin al Hades, una oscura y brumosa región donde las sombras, o mejor dicho, los cascarones de los muertos, se desliza­ban por ahí.

A través de senderos laberínticos siguió su camino hasta que llegó a la sala del rey que gobernaba el mundo subterráneo, el Hades.

“¿Qué buscas tú, un mortal viviente, en mis dominios”, preguntó Hades? Hércules dijo, "Busco liberar a Prometeo".

"El camino está vigilado por el monstruo Cerbero, un perro con tres grandes cabezas, cada una de las cuales tiene serpientes enroscadas a su alrededor”, replicó Hades. "Si tú puedes vencerlo con tus manos desnudas, una hazaña que nadie aún ha realizado, puedes desatar al sufriente Prometeo".

Satisfecho con esta respuesta, Hércules prosiguió. Pronto vio al perro de tres cabezas, y oyó su penetrante ladrido. Gruñendo, saltó sobre Hércules. Agarrando primero la garganta de Cerbero, Hércules lo estrechó en su puño como en un torno. Poseído hasta la furia frenética, el monstruo se sacudió. Finalmente, al apaciguarse su fuerza, Hércules lo dominó. Hecho esto, Hércules prosiguió, y encontró a Prometeo. Yacía sobre una losa de piedra, en agonizante dolor. Entonces, Hércules rompió rápidamente sus cadenas, y liberó a la víctima. Desandando sus pasos, Hércules regresó como había venido. Cuando alcanzó una vez más el mundo de las cosas vivientes, encontró allí a su Maestro.

"La luz brilla ahora dentro del mundo de oscuridad”, dijo el Maestro. "El trabajo está realizado. Descansa ahora, hijo mío". 


Hércules en Capricornio debe vencer al can Cerbero 

  Del libro de Sri K. P. Kumar : “Hércules. El hombre y el símbolo”.


El Maestro le pidió Hércules que se asegurase de que Prometeo fuera liberado y para ello tenía que vencer al perro de tres cabezas que le estaba condicionando.

Prometeo en este caso representa al hijo del hombre, el hombre celestial condicionado por la materia, que es una representación de la Humanidad. Esto quiere decir que el Hijo de Dios, que es también hijo del hombre, está prisionero en sus tres cuerpos inferiores.

Capricornio es el amanecer del año, en donde el Espíritu se libera de la materia.

Mákara, el nombre sánscrito de Capricornio, representa simbólicamente un cocodrilo, una estrella de cinco puntas, o un dragón blanco.

En el simbolismo védico estas tres cabezas del perro se describen como los tres Mákaras, los tres cocodrilos que tienen sujeto al ser. El control de esos tres cocodrilos es el control sobre los aspectos físico, emocional y mental del ser humano. El condicionamiento es en el Plexo Solar, en el Centro Sacro y en el Centro de Base.

Tenemos apegos que nos atan al cuerpo, el apego sobre la forma, el apego sobre la memoria de la experiencia de los sentidos y el apego sobre las opiniones y conceptos que tenemos, así el vehículo humano en lugar de ser una expresión del alma, se convierte en una prisión.

El Mákara de color marrón, es el apego a las cosas terrenales. El Mákara de color gris, es el apego a la memoria de la experiencia sensorial. El tacto y el gusto son los dos sentidos que nos atan a la objetividad con mucha fuerza. Es el condicionamiento de las aguas, el estado emocional-astral. El Mákara de color naranja contaminado o marrón rojizo, es el apego a los conceptos y opiniones que tenemos.

Cuando superamos esos tres Mákaras nos vemos en un Mákara o estrella de cinco puntas llena de Luz. Esta Estrella de Luz es lo que se llama “Gloriosa Túnica Blanca” o “Cuerpo de Luz”.

En Navidad esta Estrella se ve por todas partes, eso significa que el Salvador nace en el interior de uno mismo, después de haber superado los tres Mákaras o después de haber vencido al perro de tres cabezas en los mundos inferiores.

El “Sacrificio del Hombre” (el sacrificio de uno mismo), es el ritual para conseguir la “Túnica Blanca” en Capricornio.

La fidelidad es el mensaje y la nota clave de Capricornio. El discípulo en Capricornio está dispuesto a descender hasta la muerte para redimir a los demás seres. 

“Hércules. El hombre y el símbolo” Sri K. P. Kumar

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